CATECISMO
De la Congregación "Los Doce Apóstoles" ....a piñón fijo:
PRIMERA PARTE
Donde se previene contra las mujeres malas
Como sabido es que el peligro de extinción de toda agrupación de hombres buenos lleva falda, mandase tener en cuenta las advertencias de don Francisco de Quevedo y Villegas, poeta de cuatro ojos, misógino y fáldero; que han sido glosadas por el Padre Merlín, siervo y Papa.
Impedir la libertad que algunas mujeres tienen con sus maridos en la veneración que son obligadas, para que no llegue ese día en que ha de ararse en España con maridos, y se ha de llamar yunta a los desposados, y vacadas a los barrios.
Prohibir que gobiernen a sus maridos aquellas que no tienen capacidad para gobernarse a sí.
Frenar esa sed insaciable que tienen de vestidos, tocados y joyas para echar de verse, pues cuando el marido no pueda corresponder conforme al apetito de su mujer, no hay pertrecho ni tiro de artillería que suelte con más furia ni con más presteza que la mujer en tal tiempo suelta la lengua.
Procurar alabarles mucho sus galas y las hechuras de sus vestidos, y la gracia con que lo ponen, porque esto es lo que quieren y si alguien les dice lo contrario le tienen por enemigo, y toman con el tanto odio cómo si les hubiese hecho una muy grande afrenta.
Llevar la bolsa de los dineros muy cerca de la bragueta para que al desabrochar ésta no olvidéis que, de alguna manera, se abrirá la otra.
No usar mujeres grandes; que en la más pequeñas suele sobrar para todo un barrio; y sólo se da licencia para alabar las pequeñas, por que hay menos de mujer, y como dice el refrán: Del mal el menos.
No atemórizallas, ni amenazallas, ni poner las manos en ellas; antes entonces se endurecen más, y a trueque de salir con la suya, están determinadas a sufrir mil martirios antes de desistir de lo que tienen comenzado.
No permitir que mujer y cuñada, o suegra; moren a menos de cien disparos de arcabuz, que es peor verse comido de mujeres que de gusanos, que aquellas comen los vivos y estos los muertos.
Procurar buscar mujer que antes tenga bubas que hermana, y giba antes que madre, que aquellos males se los tiene ella, y estos otros los tiene el marido.
No alabar a la mujer casada, salvo su marido, y éste cuando esté a solas, porque en público seria señal que la tiene para vender, y así resulta que a veces gozar a mujer ajena no es lujuria sino obediencia.
Si todo esto cumplís, seréis tenidos por cofrades heroicos, gozaréis de la admiración de todos y del respeto de vuestra mujer. Y no tendréis que medirla la cabeza a puños y las espaldas a varas.
SEGUNDA PARTE
Oración de la conquista.
" De una verdad has de dar fe,
como dice la experiencia,
no hay mujer que no lo de,
perseguida con paciencia.
La que es honesta, lo presta.
La que por su gusto va, lo da.
La que de amor nada entiende, lo vende.
Así, por eso comprende,
no te fijes al querer,
que llegando a ser mujer,
lo presta... lo da.... o lo vende.
TERCERA PARTE
En la que el Padre Polvorilla nos da cuenta de las obligaciones de las esposas.
Apreciar al marido.
Respetarle como a su cabeza.
Obedecerle como a superior.
Asistirle con toda diligencia.
Ayudarle con reverencia.
Contestarle con mansedumbre.
Callar cuando esté enojado, y mientras dure el enfado.
Soportar con paciencia. Sus defectos.
Repeler toda familiaridad.
Cooperar con el marido en la educación de sus hijos.
CUARTA PARTE
En la que se hacen constar las ventajas de ser hombre... y santo.
Las conversaciones telefónicas duran 30 segundos.
El tiempo de espera en el baño de caballeros se reduce un 80 %. (Y puedes ir al baño solo).
Tu trasero no es un factor determinante en las entrevistas de trabajo.
Tu ropa interior cuesta 1.000 pesetas. (Tres piezas).
No tienes que afeitarte de cuello para abajo.
Ser soltero y tener 35 años no te hace invisible al sexo opuesto.
Tres pares de zapatos son mas que suficiente.
Si alguien aparece en una fiesta con tu mismo jersey, podéis llegar a ser amigos.
Puedes hacer un viaje de 10 días con una sola maleta.
Puedes ver la TV con un amigo en silencio durante una hora sin pensar: "Está enfadado".
QUINTA PARTE
Los mandamientos de la Santa Madre Congregación.
Los mandamientos de la Santa Madre Congregación son cinco:
Primero. - Sellar las apuestas todas la semanas y fiestas de guardar.
Segundo.- Cenar juntos una vez al año, en peligro de muerte o si se ha de celebrar.
Tercero.- Fartucar al comienzo de liga.
Cuarto. - No ayunar ni aunque lo mande la Santa Madre Iglesia.
Quinto. - Ayudar a la Congregación en todas sus necesidades. (Pagar diezmos y primicias).
K-oo
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